sábado, 12 de septiembre de 2015

AGRESIVIDAD

¿Qué es la ira?
La ira es una emoción que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. No en vano siempre esta presente en situaciones de conflicto, ya sean con otros o con nosotros mismos y puede oscilar desde una leve irritación hasta el más profundo de los odios.

Cuando percibimos que somos tratados injustamente, cuando nos sentimos heridos o cuando vemos dificultada la consecución de alguna meta importante, sentimos ira. Sentir esta emoción en estas circunstancias nos predispone a la acción en un intento de protegernos de aquello que nos hace daño y que es el origen de esta emoción.
Comprendiendo la ira:
La ira como todas las demás emociones es una reacción compleja en la que se ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas.
La primera es una respuesta corporal, en la que nuestro cuerpo se activa para la defensa o el ataque. Nuestro ritmo cardiaco aumenta al igual que nuestra respiración se acelera, nuestros músculos se tensan y el flujo sanguíneo se dispara preparándonos para actuar ante una amenaza percibida.
Cuando este estado de excitación permanece estamos más predispuestos a actuar de forma impulsiva llegando a emitir conductas agresivas.
La segunda respuesta es cognitiva, es decir, depende de nuestra manera de interpretar las situaciones. Cuando estamos inmersos en una situación, esta por si sola no tiene ningún valor emocional, es la valoración personal que hacemos de ella la que le confiere un significado. De esta manera, las emociones están en función de nuestros pensamientos, así que cuando interpretamos una situación como un abuso, una injusticia, una falta de respeto o como un obstáculo para conseguir una meta, sentimos ira.
Pensamientos del tipo "esto es intolerable", "como se atreven a tratarme así" "pero quien se cree que es", "la vida se empeña en ponerme trabas" etc, son el combustible perfecto para incrementar y prolongar los sentimientos de ira aumentando la posibilidad de ser agresivos.
La última respuesta de la ira tiene que ver con la gestión conductual en estas situaciones. La conducta en estas circunstancias está orientada para defendernos de aquello que se interpone un nuestro camino y para ello se genera una energía interna que mueve a la "destrucción" del obstáculo. Ahora bien, no debemos confundir la emoción de la ira con la agresividad, ya que ésta es una de las múltiples maneras de gestión emocional. Experimentar y expresar la ira a través de la agresividad depende de las conductas que hayamos aprendido a lo largo de nuestra vida.
No obstante hay otras conductas en la gestión de la ira que no están orientadas a la destrucción del obstáculo sino a la resolución de problemas.

Perjuicios de la ira:

Todos sabemos que la ira puede tener una consecuencias catastróficas para nosotros y para los demás. La gestión irracional de esta emoción puede llevarnos a situaciones lamentables obteniendo el efecto contrario a lo que buscábamos en un principio. Algunas de las consecuencias negativas a las que nos puede llevar la ira son las siguientes:
  • Puede desorganizar nuestra manera de pensar y nuestras acciones. Cuando estamos bajo la influencia de la ira tendemos a actuar impulsivamente, nos cuesta pensar con claridad y por tanto no somos capaces de ver la repercusión de nuestro comportamiento.
  • Supone una defensa cuando no es necesario: Ceder a la ira puede ser una forma de proteger nuestro orgullo, a veces es más fácil sentir ira que sentirnos heridos y ser conscientes de nuestra vulnerabilidad. De este modo, la ira dificulta reconocer nuestros propios sentimientos.
  • Compromete la salud: La ira cuando es un estado habitual de la persona puede favorecer el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
  • Trasmite una impresión negativa a los demás: los demás pueden evitarnos, nuestras relaciones personales se resienten y por tanto nos sentimos aislados.

Beneficios de la ira:
La ira bien gestionada también aporta beneficios en nuestra vida. No hay que olvidar que como emoción no la podemos dejar de sentir y por tanto es importante que juegue a nuestro favor en vez de a nuestra contra.
  • La ira nos energiza: nos provee de fuerza para acometer tareas que nos resultan difíciles. Nos ayuda a defender nuestros derechos y puntos de vista ante los demás.
  • Nos ayuda a resolver conflictos: Expresar la ira de forma adecuada hace que nuestros sentimientos negativos se desvanezcan.
  • Nos proporciona información sobre situaciones y personas: La ira como señal de alarma nos informa de situaciones injustas, amenzantes y frustrantes, y por tanto nos ayuda a buscar planes alternativos de acción para gestionar estas situaciones.
Algunos mitos respecto de la ira:
La ira en nuestra sociedad tiende a confundirse con carácteres fuertes. En algunas ocasiones se entiende como una manera de comunicarse y de afirmar nuestro temperamento y por tanto como un signo de autoridad. Nada más lejos de la realidad, las actitudes coléricas suscitan temor pero en ningún caso admiración o confianza en quienes las padecen.
Otro de los mitos, es la creencia de que la ira forma parte de una manera de ser. Aunque haya personas que viven su vida a través de la ira, siempre andan enfadados y su manera de relacionarse con los demás es agresiva, la ira no es un rasgo de personalidad sino un estado emocional y por tanto es algo que se puede aprender a manejar.
Otra confusión que solemos encontrar respecto a la ira, es que la explosión de ira sosiega. Bien es cierto que cuando estallamos en ira, alcanzamos una sensación de relativa tranquilidad ya que con el estallido eliminamos toda la tensión acumulada, ahora bien esta sensación de bienestar es breve y es reemplazada por la culpabilidad, la vergüenza y la tristeza.
Por último encontramos la creencia de que la ira es eficaz a la hora de conseguir objetivos. Es posible que algunas veces consigamos aquello que queremos por medio de la agresividad, las amenazas o la coacción, no obstante el precio a pagar es alto: las relaciones con los demás. En estas circunstancias el respeto será sustituido por miedo, el amor por evitación y la confianza por recelo. Los demás nos verán como personas descontroladas, abusivas y emocionalmente explotadoras.

Estrategias para regular la ira:
  • Buscar la causa de nuestro enfado y expresarlo de manera adecuada: Aprender a identificar que nos molesta es la primera acción a tener en cuenta cuando estamos enfadados. Una vez reconocida la causa es positivo expresarla de manera eficaz utilizando argumentos honestos y sinceros, en vez de amenazas o insultos.
  • Trabajar la empatía: La hostilidad se genera por la interpretación de las situaciones. Es necesario ponerse en la piel del otro para entender la situación de forma objetiva para poder evaluar la situación desde otra perspectiva.
  • Practicar el respeto: Nuestras reacciones de ira vienen dadas por la percepción de falta de respeto. Exigir respeto hacia uno mismo no es incompatible con respetar a los demás.
  • No ceder al resentimiento: Si tenemos ira sin resolver, cualquier pequeño inconveniente, puede hacer que estallemos en ira. Por lo que es fundamental resolver problemas del pasado para que no estén presentes en nuestro día a día.
  • Practicar técnicas de relajación: ya sea respiración, meditación, pasear, pintar, escuchar música o cualquier actividad, que nos ayude a desviar nuestra atención de los pensamientos que alimentan la ira.
  • Poner distancia: Si notamos que nuestra ira va en aumento, es positivo poner distancia con la situación, ya sea abandonando el lugar donde estemos o tomarnos un momento para "contar hasta 10" y relajarnos. Esto nos ayudará a calmarnos, a ver las cosas desde otra perspectiva más realista y por tanto a buscar soluciones positivas a la situación.
No acostumbra a ser eficaz en la regulación de la ira:
  • Rumiar el asunto dándole vueltas, ya que genera más ira.
  • Desfogar la ira; las explosiones suelen reforzar el círculo vicioso de la ira, estimulándola.
  • Imponer calma a la persona airada, cuando la ira está en pleno apogeo suelen reforzar el enfado.
  • Negar la ira ("no, si no estoy enfadado").
  • No darse permiso para sentir enojo y sentir culpa o vergüenza por experimentar esta emoción.
  • Rebelarse contra este sentimiento intentando taparlo.

Escala de ira
La ira es la tendencia a manifestar conductas agresivas o violentas. Todas las personas tenemos un determinado grado de disposición para ejercitar la violencia. Mediante la siguiente escala se valorará su predisposición a practicar la violencia.


  • Realiza el test y descubre tu escala de ira:

http://www.psicologia-online.com/test/ira/



Aprende a manejar la ira sin perder los nervios.  


  • La ira es una emoción útil y necesaria.

    Una persona siente ira cuando algo se interpone en sus objetivos o cuando considera algo como una injusticia. Es importante comprender que todas las emociones son útiles y necesarias. La ira no es una excepción.
    Avisa de que algo puede cambiar y motiva a detener aquéllo que causa malestar. Disminuye el miedo y aporta la energía necesaria para actuar.
  • La ira mal gestionada puede ser peligrosa.

    La ira en sí no es un problema, pero mal gestionada puede ser peligrosa porque impide pensar con claridad y lleva a actuar de forma hostil y agresiva.
  • No dejes acumular lo que te molesta.

    Lo mejor es prevenir. Antes de perder los nervios ten en cuenta que es fundamental no dejar acumular lo que molesta porque si no puedes actuar como una olla exprés y explotar cuando ya no puedes más.
  • Cuida el descanso y las necesidades básicas.

    También es muy importante cuidar el descanso y todas las necesidades básicas. Cuando hay sueño o hambre es más fácil que alguien te saque de tus casillas. Por último, también es fundamental rebajar el nivel de activación en algún momento del día. Puedes, por ejemplo, practicar técnicas de relajación, yoga, meditación o disfrutar de un baño relajante.
  • Apártate de quién te irrita.

    Cuando ya te ha desbordado la irritación y te sientes invadido por la ira, poco puedes hacer. Debes evitar responder con la misma moneda. La violencia provoca más violencia y cierra las posibilidades de comunicación.
    En cuanto notes las primeras señales de que puedes perder el control lo mejor será apartarte de quien te está irritando antes de que puedas hacer o decir algo de lo que puedas arrepentirte.
    Tampoco es conveniente darle vueltas a lo que te ha enfadado porque te enfadará todavía más.
  • Después de un episodio de ira, busca las causas y piensa en las consecuencias.

    Después de un episodio de ira es conveniente preguntarte si realmente estás ante una situación injusta. Si es así busca, cuando estés tranquilo, la manera de cambiar las cosas sin acudir a la violencia.
    ¿Algo o alguien te impide conseguir tus objetivos?, ¿son tus objetivos realistas?, ¿tienes alguna forma alternativa de conseguirlos? Plantáte todas estas cuestiones.
  • Deja de interpretar las relaciones humanas en términos de ganar y perder.

    El afrontamiento de la ira pasa por ver las cosas de forma distinta. Adoptar el punto de vista del otro hará que lo entiendas mejor y te enfades menos.
    También es conveniente dejar de interpretar las relaciones humanas en términos de ganar o perder puesto que en la mayoría de las ocasiones o todos ganan o todos pierden.
  • Test de autoevaluación disponible en el siguiente link:

  • http://a-jobs.com/recursos/Tests_Psicotecnicos/Test_de_manejo_de_la_Ira.6.xhtml


    4 comentarios:

    1. Creo que dejare de ser toxico y flamer en league of legendes.. buen post

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    2. Excelente blog, pero como le falto un video...
      Nada en exceso es bueno, todo tiene que ser moderado

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